Armórica, Invierno de 505 d.C.
Los campeones habían combatido, y Dahlphric lo había hecho bien. La hueste franca se vio afectada por la derrota de Odo, pero aún así les amparaba el beneficio del su mayor número, además de que la mayoría de nuestro ejército estaba compuesto por levas de campesinos.
Dahlphric se quedó en la retaguardia atendiendo sus heridas, mientras que un extravagante druida de nombre Angmar apareció con cara somnolienta después de haber pasado la noche bajo los "cuidados" de una esclava sajona, prediciendo nuestra victoria, aduciendo que los dioses paganos estaban con nosotros, tal como había predicho... imagino que lo vio bajo la falda de la muchacha que huía lejos de la batalla.
Después del parlamento del druida, chocaron los muros.
La batalla fue como la mayoría, corta, cruel y dejó un saldo de un ejército franco en desbandada.
Hubo cobardes que huyeron al empezar la batalla, guerreros que mataron hasta que una espada enemiga acabó con su vida, guerreros que no mataron, pero que defendieron su posición con todo lo que tenían a su alcance, guerreros que mancharon sus pantalones pero que no permitieron que el enemigo atravesara su zona del muro de escudos...
Tras un rato enzarzados, conseguí liderar una carga que rompió su muro de escudos al grito de "¡Muerte al franco!", causando pavor entre los guerreros.
Tras saquear el campamento, pasamos el resto del día disfrutando de la comida y bebida franca que antes estaba en poder de nuestros enemigos.
A media tarde, llegó la caballería con Arturo a la cabeza, tras una escaramuza con una avanzadilla franca, que ahora lo acompaña atados con cadenas, y se mete en la tienda del líder enemigo, Sigmund.
Mientras, me dediqué a saquear francos para hacerme aros de guerrero que den fe de la gran victoria que hemos obtenido hoy.
En el momento de mayor fragor de la fiesta, mientras Dahlphric termina de curar sus heridas, llega un jinete bien vestido, con una guardia de 5 hombres, que se dirige directamente a la tienda donde está Arturo reunido con Cei.
Angmar, al verlo pasar, reconoce a Diwel, hermano del rey de Dumnonia Gerrent.
Se escuchan vítores en la tienda a la vez que se extiende el rumor de que Uther ha muerto.
Muerto el tirano, nada impide a Gerrent solicitar la vuelta del mejor guerrero de su estirpe.
Muy épico todo chico jijiji.
ResponderEliminarLa batalla estuvo bien aunque los dados no acompañaron al bando franco. Aecio es un bruto, y Angmar nos dará grandes momentos histriónicos, dhalphric que se cure el hombre.
Pues sí a lamerse las heridas toca.
ResponderEliminarSentado sobre el regado campo observo en la lejanía el moribundo campeón, que a punto estuvo de cercenar mi vida.