Oceanus Britannicus, 505 d.C.
Arrecia el temporal, como si Dios no quisiera que volviera a Britania... Allí estaría nuevamente en territorio pagano, y mi fe últimamente ya no es lo que era...
Cuando caen dos rayos seguidos, sabemos que el barco no lo conseguirá. Nos separamos del grueso de la flota al poco de empezar la tormenta. El pescador frisón que gobierna el barco fue el primero en perderse entre el oleaje.